EPITAFIO
Hermanita, lo tuyo fué como enterrar un pájaro:
De ti ya no iban quedando
más que cuatro huesecitos y una sonrisa.
Si la avaricia, la cobardía, el cálculo
pesan sobre la tierra con torpeza
no habrá habido jamás una carga tan leve, tan hermosa
como tú atravesando el umbral de la Gran Puerta.
Tú, tan ligera, tan alegre, tan buena.