viernes, 22 de junio de 2012

TIM BEHRENS

                
Con Tim en la Rectoral de Cines, Junio 2012. (Foto Luis W Muñoz )

domingo, 20 de mayo de 2012

EXPOSICIÓN ESPONA/CHICHERI

cómo llegar   

Abierta toda la semana excepto Lunes y Martes.

domingo, 29 de abril de 2012

LAS COSAS DEL AMOR.

 LAS COSAS DEL AMOR
  Imagen y texto de José Espona


                         "De las nubes", detalle. Óleo sobre lienzo
 
Vino entonces un deslizarse de piedras planas, muy lisas, completamente negras y cubiertas de filamentos de algas o de musgo en el fondo de un lago frotándose absurdamente en un misterioso vaivén como movidas por una corriente profunda ante la mirada entre gélida y atónita de unos cuantos peces de flancos plateados que permanecen como siempre silenciosos.

O varillas de fósforo partiéndose con un súbito chasquido y dejando escapar astillas de luz pálida y chispas de color amarillo pajizo con vetas de un naranja resplandeciente y puntos verdes, al tiempo que se escuchan ruidos como de pasos pequeños en el agua.

O cortinajes espesos de terciopelo púrpura por entre los que se desliza como si flotase una figura borrosa, indefinida, fluorescente, que los roza al pasar emitiendo un susurro, un ritmo tibio.

O un niño que se esconde en un ropero enorme donde vuela fantasmagóricamente el perfume de la madre.

O un cesto embetunado en medio de las olas en el que viaja un bebé recién nacido abandonado a un mar tempestuoso que perdona sin embargo su desvalimiento.

O un burrito pastando los prados del Edén mientras aguarda la felicidad de un mágico rebuzno que haga surgir el sol.

Cosas así.



sábado, 31 de marzo de 2012

INELUCTABLE.

FOTO: José Espona

 No voy a ser yo quien discuta con argumentos económicos esa especie de  emanaciones de lo ineluctable que nos están cayendo encima: recortes presupuestarios, leyes restrictivas, amenazas de catástrofe...

Que la situación anterior era una pelota hinchada hasta lo demencial por un proceso feed-back de crédito y consumo a todos los niveles al que se le iban poniendo parches sobre la marcha a base de martingalas financieras y esperanza, mucha esperanza , estaba claro para cualquiera que tu viese interés en verlo.
Pero de todos modos quiero, al menos, dejar constancia de mi perplejidad hacia la siguiente comparación de panoramas:

Primera escena: Fin de la segunda guerra mundial.  Los países europeos, especialmente Alemania, arrasados hasta los cimientos; las fábricas, los bancos las oficinas ministeriales, los puentes, los ferrocarriles, las instalaciones portuarias...convertidos en escombros.  La población, diezmada - especialmente la de los europeos de origen judío que eran, en un porcentaje significativo, personas ligadas al sector productivo, financiero y científico más avanzado- las instituciones deshechas y necesitadas de refundación, las fronteras alteradas en un reparto general de despojos...

En este escenario desolador se produce seguidamente un renacimiento de los estados, de la producción y de la economía que lleva a una etapa de prosperidad nunca antes conocida. Y precisamente construido  bajo una perspectiva de estado de bienestar, acuerdo con los sindicatos y apoyo a las iniciativas de cohesión social y democracia.

Segunda escena: A los trileros de las finanzas y a sus adláteres políticos se les rompe el cubilete y quiebran varios bancos. Hay problemas de liquidez, los negocios no marchan, la deuda mundial es incobrable  y hay peligro de recesión. ¡Anda! ahora la receta exige eliminar precisamente la perspectiva de cohesión social bajo la que, partiendo de una situación mil veces más desastrosa, la Europa de posguerra se levantó de sus cenizas.

Ya sé que los entendidos de tertulia que nos sermonean desde los medios de formación de masas, que diría don Agustín, lo tienen claro. Pero como hace tres o cuatro años tenían claro que nuestro desarrollo era imparable, yo ya no les tengo mucha fe. Más bien me parece que nos están dando el timo. El timo del siglo, ni más ni menos.


martes, 27 de marzo de 2012

LA PEREGRINACIÓN

                                          FOTO: José Espona

 Texto: Fragmento de "La peregrinación" , cuento inédito de José Espona.

    (...) En la trasera la música había ido languideciendo hasta cesar. Goiti dedicaba ahora su interés al pobre Beltza que muy ofendido le torcía la cara ostensiblemente. Sor Filomena y las guatemaltecas se recuperaban de la emoción mirando en silencio por la ventanilla. ¿Y la hermana Paulina, por mal nombre Sor Uzkudun?

           A la hermana Paulina, por mal nombre sor Uzkudun, lo sucedido la había alejado tan sólo levemente de sus imaginaciones. El berrido del gato le había sonado a castellano, es cierto, pero a la hija del aizkolari le sonaban a castellano muchas cosas: la roldana del pozo cuando chirriaba mientras daba vueltas, el gañido de un perro, el quejido de una puerta...a veces parecían palabras, era normal. La exclamación de sor Filomena, bueno, tonterías de monja. También normal. Ella tenía cosas más importantes en que pensar.

           Con los párpados entrecerrados se imaginaba cortando leña. Unos tarugos cilíndricos de haya, todos igualitos, perfectamente cilíndricos y de una cuarta de largo. Ni verdes ni secos, sin nudos que estorbasen al hendirlos. Se veía a sí misma descargando el hachazo, limpio, preciso, dividiendo los tarugos en mitades -tlac, tlac...tlac- que caían al suelo enseñando su corazón de luz blancoamarillenta, perfumada de savia, tan nueva que daba gusto verla. Al caer al suelo producían un sonido hermoso -tloc...tloc...tloc- como el de una txalaparta tocada al ritmo sosegado de sus hachazos. Luego iría cortando las mitades en cuartos, formando zoquetes perfectos para la cocina del convento. Al caer al suelo hacían -Tlic...tlic...tlic...- y la melodía iba finalizando sin prisa. Que fácil es ser feliz. La hermana era una monja coherente consigo misma y le gustaba su rutina cotidiana. Adoraba imaginarla en tiempo real, pero sin un sólo defecto, como un río que fluyese majestuoso. Ahora venía lo de cocinar el ajoarriero ideal. Sor Paulina se arrellanó en su asiento, y suspiró alegremente, lista para disfrutar. (...)

sábado, 4 de febrero de 2012

NOMBRE

                                 Foto: José Espona.


Allí entre los arbustos alguna vez las hojas al caer forman un nombre.
Podría ser el tuyo.

Esa casualidad crea un paralelismo:
cuando las lluvias gruesas del invierno
pudran aquellas hojas, las ennegrezcan disolviéndolas...
¿Qué pasará contigo?

Tu nombre hecho de hojas desaparecerá,
nadie lo habrá sabido, ni tan siquiera tú.
¿Qué pasará contigo?

viernes, 13 de enero de 2012

BRUJA

            Foto: José Espona




Su cuerpo era un temblor lechoso en los arbustos
con mano transparente me tocò la garganta
"Tú dormirás ahora en lo dulce, en lo oscuro"

Un gemido distinto se coagula en la arcilla
su plata desleída empapa el musgo, fluye.

Ellos, los pequeños,
han nacido sabiendo pisar bajo la sombra
acechar en silencio.

Pasan a veces sobre ellos
los pezones oscuros de la bruja.

Entonces ella lo introdujo en mi boca,
para que así aspirase el perfume dorado
"Tú dormirás ahora muy lejos de la muerte".

Detrás de la hojarasca

en donde el bosque va ahogando los chasquidos 
lomos se erizan, tiemblan apretándose.

Entonces ella me tocó las sienes y susurró a mi oído
"No me dejes"

¿Quién dormirá sobre la hierba húmeda

respirando despacio
la mejilla apoyada sobre la corteza?

"Yo no te dejaré".
Quizá fue entonces cuando cerré los párpados
rodeado del pavor de los seres pequeños.

domingo, 1 de enero de 2012

EL PESO DE LAS NUBES

                                José Espona, TRINIDAD, Óleo sobre lienzo, 130 x 97 cm.


El peso de las nubes.

Las hermanas Gilda miraban una nube con forma de elefante que crecía
resultó ser un auténtico elefante que caía de un avión, como informaba
en la última viñeta el periódico La Bola, y que las aplastó hasta el siguiente jueves.

Tumbado a la bartola miro las nubes sin pensar en nada:
es la tarea intelectual más intensa que me tolero desde que descubrí el kayak-surf.
Adormecido, las nubes atraviesan mi pecho en forma de suspiro.

Veo mujeres desnudas conocidas y desconocidas que se entrelazan y se deshilachan,
después osos de nata; su hocico taciturno recoge todo el gris allí en lo espeso
entre montañas de buñuelos cubiertos de un azúcar cuya blancura avergüenza a la nieve.

Aquí y allá hacen muecas groseros mascarones
epifanías de un Ser Poderoso cuyo poder eterno dura lo que una siesta
imperando impasibles y flotando en lo alto sobre mi pereza.

Una nube mediana pesa mil toneladas:
si hubiera que pagarlas, un ministro las inauguraría cada tarde perorando sandeces
frente al público tumbado boca arriba y manchándose de verde en una pradera-museo.