Bajo el manto del bosque
hay ovillos de sombra, madrigueras
donde se cansa el paso de la luz, se duerme
y pliega sus membranas que aún destellan a veces
como un hada otoñal.
Ahora vuelvo mis ojos a ese lugar borroso
me oigo andar apartando crepitantes arbustos
añadiendo al silencio del bosque mi silencio
con la orla de chasquidos que enmarcan su secreto.
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