Las huellas de tus pies sobre la nieve
pupilas negras sobre lo inmenso y blanco
orificios por donde
la pureza perfecta se ha tragado
tu emoción y tus lágrimas.
Te horroriza el haber pisado aquella página
en la que habían escrito tu nombre sobre un campo
de pureza y cristal
aquel paisaje donde graznaban cuervos que volaban en cruz.
He leído tu mensaje, he recordado heridas
que vienen de una infancia terca que reproduce
su dolor cada día.
Esas calles oscuras construidas por la lluvia,
esas bombillas tenues,
amarillean aún tras cada gesto
de frialdad, de ansia.
Vuela tú, vuela ahora
lejos de ese país, de esta memoria.
Lejos del nombre que le han puesto a los niños
para crucificarlos para siempre.
Lejos de la vejez que me acomete
cuando aún no he dejado de ser niño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario