Hoy, en una conversación banal. tomé conciencia de los matíces que puede introducir en el contenido de una frase el hecho de emplear un tiempo verbal distinto del usual. La diferencia no es sólo temporal, no sólo sitúa el suceso aquí o allá en el tiempo, sino que convierte la descripción puntual en un juicio histórico.
No tiene nada que ver , por ejemplo:"Tú no me quieres", que puede ser dicho y respondido con cierta ligereza, con "Tú nunca me has querido", que descalifica y pulveriza toda nuestra relación desde el principio, convirtiendo una simple queja en la completa descripción de un fracaso vital.
arte, escultura, pintura, poesía, opiniones,imágenes y textos de José Espona. xose.espona@gmail.com PULSA EN LAS IMÁGENES PARA AMPLIARLAS
miércoles, 22 de septiembre de 2010
martes, 21 de septiembre de 2010
ESTOS POBRES...¡CÓMO SON!
Viridiana, o cómo quienes están instalados en la marginalidad se muestran extrañamente rebeldes ante las buenas intenciones que pretenden redimirlos.
sábado, 11 de septiembre de 2010
EL ORDEN DE LOS FACTORES.
Es un "rasgo de ingenio" de lo más irritante y habitual el que se comente, tras leer en el periódico uno de esos casos en los que un hombre asesina a su mujer y después se suicida, "¿Y por qué no se suicidó primero y la mató después?".
Hoy, en EL PAÏS, en una nota a una sola columna situada en el extremo izquierdo de la página izquierda número 34, se nos informa de que en 2008 -el año más reciente de los que hay estadísticas- 3750 (sí, tres mil setecientas cincuenta) personas se suicidaron. Más del 77 por ciento eran varones.
Y a nadie se le ocurre relacionar esa cifra espeluznante con el asunto de los asesinatos en la pareja. Estos muertos sólo dan para un chiste.
Hoy, en EL PAÏS, en una nota a una sola columna situada en el extremo izquierdo de la página izquierda número 34, se nos informa de que en 2008 -el año más reciente de los que hay estadísticas- 3750 (sí, tres mil setecientas cincuenta) personas se suicidaron. Más del 77 por ciento eran varones.
Y a nadie se le ocurre relacionar esa cifra espeluznante con el asunto de los asesinatos en la pareja. Estos muertos sólo dan para un chiste.
MOTERO
Cuando oigo a alguien referirse a sí mismo como "motero", se me vienen a la memoria aquellos tipos de los años 60, que en cuanto llegaban a tener un 600, entraban en el bar sacudiendo rítmicamente y como al descuido el llavero del coche. Y también se compraban guantes sin dedos, de gamuza en la palma y tricotados por el dorso: guantes "de conducir".
viernes, 10 de septiembre de 2010
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