miércoles, 12 de marzo de 2008

Estanque/laberinto (Tim Behrens/ José Espona)




Ahora tu nombre es de agua
y se enturbian sus sílabas que ha curvado el recuerdo
como si hubieras puesto niebla sobre tus huellas
como si todo hubiese sido fabricado por tu nombre, tu conjuro
esa niebla en tu rostro que teje huellas de agua
curvando sílabas, cruzándolas con lo amargo y lo turbio.

Una palabra que es un recuerdo mágico
un conjuro que busca la línea de tus huellas
cruzando por entre aguas las letras de tu nombre
de tu rostro enturbiado por las curvas del tiempo
que fabrica esas sílabas, que vuelve
encima de tus huellas llenándolas de niebla
una vez y otra vez
como un conjuro amargo.

De L. Cohen, por Imogen Heap.

Esta pieza es original de Leonard Cohen. La versión más conocida es la de Jeff Buckley; de hecho los jóvenes creen que es la original. Pero aunque el autor, Cohen, la canta peor, lo cierto es que también hay que decir que esta canción es la mejor grabación de Jeff Buckley.

Está en youtube, pero no se puede pegar. Podeis verla en:

http://es.youtube.com/watch?v=AratTMGrHaQ
(Gracias a Lucía)

Jeff Buckley fué artista de vida corta, brillante y triste. Un buen día se levantó de la hierba, junto a la orilla del río, donde escuchaba música con un amigo, y, vestido como estaba, se metio en el agua y siguió andando hasta que...desapareció. Tenía 31 años y todo a favor en la vida, menos su propio corazón.

miércoles, 5 de marzo de 2008

¡ES LA GUERRA!

El otro día había en el bosque un tipo haciendo motocross. Uno se pregunta ante esta gente:

Si amas los sonidos y el silencio del bosque
si amas los olores del bosque y el tacto de las cortezas y los musgos del bosque
¿por qué vienes en moto?

Y si no amas los sonidos y el silencio del bosque
ni amas los olores del bosque ni el tacto de las cortezas y los musgos del bosque
¿por qué vienes al bosque?

Pero en fin, esto es inevitable: DONDE HAY UN QUAD, HAY UN MEMO / DONDE HAY UN MEMO, HABRÁ UN QUAD!

A las armas!...al día siguiente llevé en la mochila un hacha pequeña. Corté dos o tres eucaliptos jóvenes -no es pecado- y los crucé en el estrechamiento del camino de entrada al bosque. LLevé también ramas caídas, desgajadas por el temporal, pero bien grandes, y las encajé en el mismo sitio, añadiendo algunos troncos podridos. Una barricada tan buena que ahora casi no paso ni yo.

¡BUSCA UNA UTILIDAD PARA LOS EUCALIPTOS! ¡CRÚZALOS EN EL SENDERO! ¡VIVE LA EXPERIENCIA DE SER POR UNA TARDE UN LEÑADOR PSICÓPATA!