miércoles, 21 de julio de 2010

EL POLACO GOYENECHE



Hace unos días, escuchando la radio mientras trabajaba, le oí decir a " Diego el Cigala", a quien entrevistaban sobre su nuevo disco, que reinterpreta tangos: "Yo a Goyeneche no lo entendí". Como a mí el Cigala no me gusta casi nada, me picó la curiosidad de ver quién era el tal Goyeneche. Y creo que lo entendí. Y tengo que agradecérselo al Cigala, mira tú por donde.

viernes, 16 de julio de 2010

CAZA Y REMORDIMIENTO

En la fica lindante con mi casa hay dos hermosos cerezos cuya fruta nadie recoge. Por este tiempo, las lacias, colgantes hojas verdes dejan ver el rojo punteado de las oscuras cerezas . Cuando por las tardes leo a la sombra levanto la vista y veo las ramas moverse con un lento bamboleo vertical. Son los pombos, comiéndose encantados las cerezas maduras, engordando sobre el parsimonioso columpio de las ramas. Buena forma de pasar el tiempo, sí señor.

Los pombos, como por aquí se les conoce, se llaman en castellano paloma torcaz. Lo de torcaz viene de "palumbus torquatus", palomo con collar. En gallego perdió el collar (torques) pero conservó el género. El bicho en sí, sigue con su collar blanco, y con una banda también blanca, muy vistosa y resplandeciente en el vuelo, en mitad de cada ala.

A mí, el verlos engordar entre las hojas de los cerezos me despierta, por simpatía, un deseo tremendo de comerme a uno de ellos. Asado, con chalotas y cerezas. Mmmmmm!  Mi hija vegetariana se horroriza: ¿cómo puedo admirar a un animal y desear al mismo tiempo, comérmelo?. Es que me gusta la naturaleza incluso al horno, le respondo, mientras le doy vueltas a la idea de trampas con redes, con liga, con trampilla...

Anteayer, como todos las días -quien tiene perro tiene obligaciones- fuí hasta el bosque, donde siempre hay pombos, que cruzan la enramada con un vuelo -top,top.top- potente y desdeñoso. Antes de salir de casa me había fijado casualmente en mi arco, que hace tiempo tengo abandonado, y se me había ocurrido que podría llevarlo, para entretenerme un poco tirando al blanco. Pero al final, por pereza, no lo llevé.

Mejor. Nada más entrar en el bosque vi en una pareja de pombos, extrañamente quietos, como adormilados, en una rama baja. Digo yo que sería la digestión de las cerezas, o así. El caso es que pude acercarme más de lo habitual, casi al pie del tronco. Como en el bosque no hay testigos, uno puede permitirse hacer el bobo con la mayor impunidad. Así que, cuidadosamente, tensé al máximo el arco que no llevaba, apunté imaginariamente al bulto gris azulado de uno de los pombos y, cuando iba a disparar mi flecha virtual, algo me detuvo.

Joder, son dos. Imposible cazarlos al mismo tiempo.  Matar a uno no estaba tan mal...una vida breve pero placentera, una muerte útil...¿Hay algo mejor para un volátil? Pero...¿y el otro?.

Me lo representé, mentalmente, volviendo una y otra vez al mismo sitio. con la sorda terquedad del instinto, sin entender, repitiendo mecánicamente su  búsqueda inútil. Esa desorientación insistente de los animales, atados a una conducta que reiteran ciegamente sin comprender nada, absortos en un fragmento inconexo de los sucesos,  siempre me ha producido una sensación desoladora,  insoportable y angustiosa.

Nada, que ya no llevo el arco y ya no cazo el pombo y ya no enciendo el horno. Ahora les estoy cogiendo algo de manía, la verdad. Viven libres, despreocupados  en esta zona semiurbana donde nadie los caza, comiendo las frutas y bayas  de los jardines cuando les dá la gana; sestean sin horario posados en la media sombra y a su tiempo copulan zureando guturalmente entre las ramas...¡Y aún encima dan pena! ¡Ya es demasiado! ¿no?.

viernes, 2 de julio de 2010

HOGUERAS EN LA PLAYA



Ensenada do Orzán, A Coruña, noche de San Juan.

jueves, 1 de julio de 2010

SE VA ACABANDO EL CARNAVAL, Y YA ERA HORA.



Tomado del blog El txoko de Txomin Goitibera

La identificación israelíes/judíos lleva demasiado tiempo sirviendo como coartada para justificar lo injustificable. Pero afortunadamente, y gracias sobre todo a rebeldes como este valeroso Filkenstein (y muchísimos más judíos antisionistas), los disfraces malcosidos comienzan a caerse a trozos, y las lloriqueantes máscaras de cordero, a mostrar los colmillos retorcidos del lobo que escondían .