viernes, 15 de marzo de 2013

CABALLOS EN DESGUACE


Caballo en Folgueiras d'Aigas, Navia de Suarna.                  Foto: José Espona.

 
(De ‘Il Novellino’, anónimo florentino del s XIII)

D'UNA CAMPANA, CHE SI ORDINÒ AL TEMPO DEL RE GIOVANNI.

Al tempo di re Giovanni d'Acri, fue ordinata una campana che, chiunque
ricevea un gran torto, sì l'andava a sonare; e 'l Re ragunava i savi, a ciò
ordinati, acciò che ragione fosse fatta.
Avvenne che la campana era Molto tempo durata, che la fune era venuta meno, sicché una vitalba v'era legata.
Or avvenne, che uno cavaliere d'Acri avea uno suo nobile destriere, lo quale
era invecchiato sì, che sua bontà era tutta venuto meno. Sicché, per non darli
mangiare, il lasciava andar per la terra.
Lo cavallo, per la fame, aggiunsecon la bocca a questa vitalba, per rodegarla. Tirando, la campana sonò. Ligiudici si adunaro e videro la petizione del cavallo, che parea che domandasse ragione.
Giudicaro che 'l cavaliere, cui elli avea servito da giovane, il
pascesse da vecchio. Il Re lo costrinse e comandò, sotto gran pena.


En tiempos del Rey Juan de Acre se ordenó la colocación de una campana para que si alguien sufría una injusticia grave, la tocase; y el Rey reunía a los sabios según estaba ordenado a fin de que se hiciese juicio.

Pasado mucho tiempo tras la colocación de la campana, la cuerda se fue deteriorando y una hiedra fue trepando por ella.

Ocurrió que un caballero de Acre tenía un noble corcel, que había envejecido hasta el punto de perder sus cualidades. Aquel, por no darle de comer, lo dejaba suelto por las inmediaciones.

El caballo, por hambre, acercó la boca a aquella hiedra para ramonearla. Al tirar, sonó la campana. Los jueces se reunieron y vieron la demanda del caballo, el cual parecía que pedía justicia.

Juzgaron que el caballero a quien había servido de joven, lo alimentase de viejo. El Rey lo confirmó y ordenó, bajo pena de grave sanción.


 ¿Y a qué jueces podría hoy apelar un caballo para empapelar a esos nuevos ricos españoles que en los tiempos dorados del ladrillo (oh, era purpurina) compraron caballos a mansalva por pura ostentación y ahora, desinflados y sin ganas de gastar en cuadras envían a millares -sí, sí: a millares- de aquellos caballos a los mataderos?