martes, 31 de agosto de 2010

BERLÍN


Foto José Espona. Puerta de Brandenburgo.

El hombrecito verde -y el rojo- nacido en la DDR, aún permanece intermitentemente vivo en las calles de Berlín, por presión popular.

Lo que quedó de una historia de décadas de muertos y amenazas de hecatombe nuclear es eso. Un señor luminoso con sombrero.

La historia, a veces, parece una burla sangrienta, pero ridícula hasta el esperpento.

AÑORANZA Y TAXIDERMIA

Foto José Espona. Museo de Historia Natural de Berlín.

Esa mirada -esa imitación de una mirada-  me hace recordar un pecio de Ferlosio que decía algo así como: "Aún muerta y colgada de un gancho conservaba la liebre toda su dignidad".

lunes, 30 de agosto de 2010

OBRA DESDE ARCHIVO

"GEMELOS" Óleo y sintético sobre lienzo. 100x 81 cm

domingo, 22 de agosto de 2010

VITRALES. Lugo, 2000.

Peregrinos. Técnica mixta y figuras en plomo.

viernes, 20 de agosto de 2010

PECADOS DE HOY



América, tan avanzada, ha adelantado más que ningún otro país en la moderna identificación entre religión y salud. Entre los no creyentes (y entre los creyentes también), los médicos sustituyen a los clérigos y la salud del cuerpo suplanta a la vieja virtud.

Esta cargante irrupción del cientifismo .piénsese en el papel que juega como soporte de la política sobre drogas- tiene sus rebeldes, afortunadamente. Herejes que todavía asumen la condenación de que de algo hay que morir.

El cineasta Jim Jarmusch -uno de estos espíritus díscolos-  muestra a diversas parejas de famosos del cine y la música -nadie es perfecto-  en pleno pecado. Ahí dejo la de Tom Waits, en plan cuentista  y un Iggy Pop que, de paisano, no parece otra cosa que un buen chico.

jueves, 19 de agosto de 2010

BAJO EL AGUA



Secuencia de STALKER de Andrei Tarkovsky

DESAFINADO




Tom Waits nació con una voz imposible para cantar, o se le fué poniendo así, no lo sé. A veces, cuando empieza una canción, en vez de dar la nota prevista, deja escapar un crujido grave hasta el absurdo, que busca inútilmente la afinación. Uno piensa entonces que varios minutos de esa voz se harían insoportables.

Pero el hombre insiste, consigue ir adaptando el ronco, melancólico estertor que le sale de la garganta en algo, algo borroso, nublado, húmedo y áspero a la vez que, si no es capaz de acertar exactamente con la melodía, sí se adapta como un guante de seda a la emoción.

Y entonces vemos que ese camino tortuoso y atacado de maleza, era más hermoso y más feliz que las asfaltadas pistas de las voces triunfadoras, que no es sólo un atajo, trabajoso pero más rápido, sino un camino con dirección propia que llega a donde los otros no te llevarán nunca.