lunes, 15 de noviembre de 2010

EL VERDUGO


La Edad de Oro de Berlanga  es en blanco y negro. Las constricciones de la dictadura hacían crecer sus películas hacia dentro. En vez de declaraciones explícitas, las ideas se filtraban a través de situaciones en las que la crítica se presentaba entretejida con diálogos de apariencia corriente, que sin embargo, resultaban cómicos y amargos. Lo corriente se aparecía en toda su ridiculez, en toda su miserable falsedad.

No hay el tono radical expresado a través de la brutalidad de lo absurdo que vemos en Buñuel; no, Berlanga siempre filtra la narración con ese tono de ternura aparente, de burla familiar, llenándola de figuras castizas resignadas a su papel de comparsas sociales, que sueltan una o dos frases vulgares, literalmente banales, y enmarcan, resaltándola, la tragedia íntima de sus protagonistas.

Suele presentarse a "El verdugo", su obra maestra, como un alegato contra la pena de muerte. Yo, sin embargo, la veo más como un alegato contra la vida de pena que llevan quienes no pueden elegir. Esos a los que hay que conducir entre varios, como a los reos, hacia el destino que han elegido para él.

En fin, murió el hombre Berlanga y es el momento de los homenajes. Pero, la verdad, el cineasta Berlanga, desde mi punto de vista, murió con Franco. Las películas posteriores, chabacanas, de una voluntad de provocación impostada y acumulativa, siempre pasadas de vueltas y por ello reiterativas y aburridas, son, creo yo, totalmente prescindibles.

1 comentario:

TxominGoitibera dijo...

Efectivamente, el Berlanga genuino es el Berlanga en blanco y negro y con los guiones de Rafael Azcona. Esos diálogos no los escribe cualquiera.