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viernes, 9 de enero de 2009

AQUÍ DEBERÍA IR ESA FOTO
DE UNA NIÑA MUERTA, A LA
QUE SÓLO SE LE VE LA CA-
BEZA; SU CUERPO ESTÁ OCUL-
TO POR LOS ESCOMBROS
DE LO QUE FUE SU CASA,
DINAMITADA POR LAS TRO-
PAS ISRAELÍES. PERO ME
HA DADO VERGÜENZA.POR
ELLA, POR MÍ Y POR TODOS.


El agujero por el que gotea sin pausa la seguridad del estado de Israel no es el islamismo, ni los cohetes de Hamás, ni las armas iraníes. Fanatismo y armas hay de sobra entre los ciudadanos del estado iraelí.

La hendidura en su hinchado depósito de prepotencia no es nada de eso. Lo que sigue goteando, lo que le angustia en sus noches de poderoso, es el no haber podido llevar a cabo el plan de suplantar a un pueblo entero, no haber podido hacer desaparecer como colectividad a los palestinos, no haber completado el genocidio de los indígenas, condición de reposo para el colonizador.

"Los viejos morirán; los jóvenes olvidarán"...el plan genocida en que sus fundadores cimentaron el estado de Israel no ha funcionado; muchos son los que mueren, pero; oh misterio! muy pocos los que olvidan.

La Sudáfrica blanca, amiga y compañera de Israel, ha caído ya. Israel cuenta aún con los viejos aliados occidentales, pero el mundo bascula, crecen nuevas potencias que no están comprometidas con su creación y donde los apoyos de la idea sionista son débiles o inexistentes.

El futuro sigue abierto, la gota sigue cayendo...y los palestinos, encerrados en sus homelands cercados por muros y soldados, siguen muriendo, desesperados, fantizados, enloquecidos por el horror, pero tercamente vivos como pueblo. E Israel no puede descansar.