sábado, 8 de noviembre de 2008

SACRIFICIOS QUE HACE UNO.

Ayer hacía sol y, a pesar de este frío preinvernal, monté la piragua en el coche y fui hasta la playa que queda cerca de casa. Nada más meterme en el agua el cielo se cubrió de nubes oscuras, pero ya era tarde para echarse atrás, así que me puse a palear hacia la boya del bajo del Chino. Se llama así porque un mercante se hundió al chocar contra él, y murió el cocinero, que era oriental, es decir, para los gallegos, chino.

Cuando ya estaba llegando empezo a llover con fuerza, una lluvia gélida, que marcaba la superficie plateada de pequeños puntos burbujeantes. Yo ya estaba en un lugar en que la única alternativa era calzarse el gorrito de goma de la piscina y seguir p'alante miientras maldecía entre dientes. Aunque la verdad, interiormente, esa sensación de estar sobre los lomos gruesos de las olas de mar de fondo, que parecen largos, taciturnos bueyes, entre la lluvia, me gustaba de una forma extraña, disfrutaba de una sensación de soledad absurda,teatralmente desesperanzada, allá va un mártir del piragüismo. Y además me acorde de un cuadro grande que había acabado hace poco, con un mar gris, un cuadro de dos metros, y me sentí dentro de él.(Puede verse apoyado en la pared de mi estudio en la foto de la entrada "todo sin acabar" que colgue hace unos diez días")

A mi espalda el agua se volvía verde botella, con vueltas grises, una masa opaca contra el perfil oscurecido de la costa, con un aspecto algo tenebroso. Pero... ah, de repente veo unas formas negras, extrañas que se mueven sobre el agua. Pense en cormoranes negros aleteando en la superficie,pero no lo eran.

Era un bando de ocho o diez delfines que venían hacia donde yo estaba, alzándose curvados sobre el agua y volviendo a sumergirse, con un ritmo tranquilo, poderoso, perfecto. Su aleta superior enviaba un saludo a cada movimiento, un saludo amistoso, alegre. Me situé en la línea de su rumbo y pasaron bajo mi piragua para reaparecer un poco más allá, pero cerca, muy cerca.

Me sentí tan feliz en ese momento!...remé un buen rato tras ellos, que seguían seguramente a un banco de peces, y volvían hacia atrás de vez en cuando. Ya no sentía ni frío ni cansancio. Y cuando volví a tierra, a pesar de la lluvia y de no haber pescado nada (llevo un sedal colgando cuando voy en piragua, y bastantes veces cae algo) supe, hijos míos, que el esfuerzo muchas veces tiene su premio. Pues eso.Que dejes la tele ya!

7 comentarios:

Annie dijo...

ahhhmmm jajaja que buen texto... me encanto el final...

La piedra imán dijo...

Eh!...que es una noticia auténtica...ma pasó ayer mismo!

Anónimo dijo...

En vez de un sedal lleva un arpón para la próxima.... es broma... una cámara de fotos es una mejor opción. ;)

Anónimo dijo...

http://www.fotolog.com/hispaniolas/17820519 Ahi te va el fotolog de mi amiga Carmen, que también es un poco rosmosa, como tú... :P

La piedra imán dijo...

Lucía, la cámara de fotos es una opción que se moja!...y no creas que no me fastidia: en este blog sólo sale el bosque, y no puede salir el mar. En fin, ya pensaré algo. Besos

Anónimo dijo...

Venden unas cámaras desechables resistentes al agua al estar envueltas en una carcasa de plástico, lo malo es que rompe todo el lirismo del asunto jaja

peer dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.