lunes, 23 de noviembre de 2009

GAUCHO


Los gauchos, gente a caballo del siglo XIX, sabían acumular cicatrices en el cuerpo y en el alma con un estoicismo lacónico, capaz de llegar hasta la brutalidad más salvaje en las peleas a cuchillo y poncho de las pulperías, o las cargas a galope tendido que remataban en degollina general de prisioneros a lo largo de las inacabables guerras civiles en las que se prolongó la conquista de la independencia.

Trabajadores del campo, a sueldo de los estancieros, acumulaban duelos y cansancios en una vida errante similar a la de los vaqueros del Oeste norteamericano. Borges tiene un buen puñado de cuentos sobre esta gente, tan distinta de los sindicalistas vitalicios de melena plateada que aporrean el bombo con frenesí patriótico, ya sea en una manifestación peronista o en cualquier otro encuentro deportivo en el que se cuestione la grandiosidad del país pampero.

Y todo esto viene a cuento de habérseme venido a la memoria estos versos de una canción, creo que de José Larralde:

Naide salió a despedirme
cuando me fuí de la estancia
Solamente, el ovejero.
Un perro: cosas que pasan.


Es como un haiku, un haiku amargo y sobrio ¿no?

4 comentarios:

Txomin Goitibera dijo...

... Al ver pasar la morena
que no hacía caso de naides,
le dije con la mamúa:
Vaca...yendo gente al baile.

La negra entendió la cosa
y no tardó en contestarme:
mirándome como a perro:
Más vaca será su madre.

Negra linda, dije yo,
me gusta pa la carona
y me puse a talariar
esta coplita fregona:

A los blancos hizo Dios
y a los mulatos San Pedro
y a los negros hizo el diablo
para tizón del infierno


En estos términos se expresaba el héroe mítico pampero por excelencia, Martín Fierro.

La piedra imán dijo...

Que lo era. Y esa forma de dividir las palabras para encontrarles significados nuevos se repite en las situaciones de desafío a lo largo del libro, como si el humor de los gauchos tuviese que ver con un acercarse desde fuera a las palabras, cosa que tiene sentido dado su laconismo arquetípico.

Alguna vez pensé en colgar una entrada sobre otra muestra extrañísima del ingenio verbal fuera del mundo de lo culto: la jerga cockney de los barrios bajos londinenses.

Por cierto, que no has podido encontrar unas estrofas menos políticamante correctas, Txomin.

Y por último, menuda forma de ligar que tenía el gaucho por antonomasia!...y eso que era argentino.

Txomin Goitibera dijo...

Argentino pero no porteño. Parece que las mujeres no eran su fuerte.

...Tuve en mi pago hace tiempo
hijos, hacienda y mujer...


Por ese orden: hijos, hacienda... y mujer.

Carmen Ballesta A. dijo...

Chicos: gracias, subís el nivel.